Me ha pasado muchas veces que he tratado de enseñarle a mi hijo la importancia de pedir perdón, creo que esta acción puede generar muchos cambios de conciencia frente a las cosas que se hacen mal, además de gestionar la nobleza y la adecuada comunicación.

Pero no sé si han notado que en ocasiones los niños piden perdón de manera forzada, más para quedar bien o cumplir con algo que se les está pidiendo porque saben que así, no obtendrán ninguna consecuencia o castigo por lo que han hecho mal.

«la importancia de “arrastrar” a nuestros hijos con el ejemplo»

Por esta razón pienso que esta palabra “perdón” puede llegar a ser confusa para los niños sino se enseña adecuadamente, ya que puede ser tomada más como una forma de cancelar las faltas o como un medio de soltar la culpa de lo que han hecho. Mi hijo lo hace todo el tiempo y hasta sonríe porque sabe que aceptaré sus disculpas.

Viendo esta situación le consulte en algún momento a una psicóloga que me decía que era necesario cambiarle la forma de hacer que pidiera perdón, ya que mi hijo solo lo estaba haciendo de forma mecánica más no con una conciencia clara de que se había equivocado, lo que hacía normal que repitiera la misma falta muchas veces porque sabía que con decir perdón se libraría de la reprensión.

Dentro de sus consejos me gustó mucho algo que me decía y era que la forma adecuada de llevarlo a reconocer era la reflexión, el motivarlo a cuestionarse sobre lo que había hecho haciendo que expresara de forma sencilla lo que consideró que hizo mal, pero lo más importante que mencionó era que se debía cambiar la palabra “perdón” por el “RECONOZCO” o me equivoqué, ya que estas palabras tenían un efecto en el estado consiente del cerebro del niño motivándolo a cambiar.

Esto me encanto, me dio otra visión de la situación y lo hice de inmediato, creo que esta forma de hacerlo me permitió lograr tener una conversación más profunda con mi hijo, donde él también logró expresar con sus palabras sus fallas reconociendo de forma sincera lo que hizo mal. Fue felicidad completa para mí ya que esto me permitió enseñarle y guiarle sobre las diferentes formas en las que podría portarse mejor.

Algo en lo que también la psicóloga hacía mención, era la importancia de “arrastrar” a nuestros hijos con el ejemplo ya que como seres humanos también nos equivocamos, cometemos errores y muchas veces los padres creemos que perdemos autoridad sobre nuestros hijos si aceptamos el error, pero esto es solo un mal ejemplo para ellos que los lleva a aprender sobre el orgullo y la justificación ante lo que está mal.

Me impacto mucho esto puesto que es verdad, no siempre les decimos lo siento o reconocemos nuestros malos actos. Eso fue suficiente para mí, me llevó a comprender la manera como podría llevar a mejorar a mi hijo sobre el aceptar sus errores y entendí que si quería un cambio en él debía iniciar por mí. A veces es difícil asumir la responsabilidad de nuestros actos y de nuestras equivocaciones, pero el reconocerlas, nos lleva a mostrarles a nuestros hijos el valor de ello, ya que somos un reflejo de buen o mal comportamiento para los niños.

Creo que a partir de ahora será una tarea diaria y lo haré parte de mí, se y entiendo que el reconocer nuestros errores es un acto de grandeza mas no de debilidad y si nuestros hijos aprenden de ello, estoy segura que lograremos cambiar nuestra sociedad entera.