Los niños aprenden a través de la exploración. Una de las vías para descubrir nuevas cosas es a través de la boca. Por esto, los bebés siempre quieren llevarse a la boca todo lo que encuentran, ya sean juguetes, alimentos u otros objetos pequeños que podrían obstruir sus vías respiratorias. Por lo tanto, es necesario contar diariamente con métodos de prevención que no obstaculicen la insaciable curiosidad del bebé ni sus fuentes de conocimiento. En este artículo te explicaremos qué elementos pueden producir la asfixia por atragantamiento en los bebés y qué precauciones debes tomar.
¿Qué alimentos u objetos pueden causar asfixia?
Estadísticamente se evidencia que cerca del 50% de los casos de asfixia son producidos por alimentos. Sin embargo, también son numerosas las veces en que se produce por la ingesta de otros objetos. Por ello, para evitar la asfixia por atragantamiento en los bebés, hay que saber ver y determinar qué objetos pueden producirla y, así, dejar fuera del alcance de los niños. Nos referimos, pues, a botones, monedas, canicas, baterías, imanes, etc., en definitiva, objetos pequeños.
Respecto a los alimentos, hay que vigilar, sobre todo, con cuatro grupos:
- Las frutas y verduras, tales como las zanahorias crudas, los guisantes o el apio crudo y las manzanas, las peras o las semillas de sandía
- Respecto al alimento de origen animal, el cual tiende a producir el efecto “bola” en su mascar y, con lo cual, dificulta la ingesta, encontramos los taquitos de queso, los perritos calientes o las salchichas
- Otro grupo de alimentos que se debe tener en cuenta es el de los frutos secos, como los cacahuetes o las nueces
- Y, finalmente, para que la alimentación no se convierta en un deporte de riesgo, hay que vigilar con las golosinas, ya que tanto los “caramelos blandos” como los “duros”, por sus características, pueden conducir a atragantamientos.
Precauciones necesarias.
Si se opta por dejar al bebé experimentar y saciar su curiosidad con objetos pequeños y alimentos, se debe tener en cuenta una serie de factores para que no se produzca la asfixia por atragantamiento en los bebés, como:
- El tamaño y corte de los alimentos. Por ejemplo, en el caso de los bebés y niños menores de 4 años, es aconsejable que los alimentos se corten en pedazos y que éstos no excedan la media pulgada (1,27 centímetros).
- Supervisar y vigilar a los niños mientras comen, especialmente cuando son bebés.
- Habituar a los niños a sentarse en la trona o en cualquier espacio que permita la buena postura y posición del cuerpo del bebé. E incentivar el comer calmados y sin afán, motivándolos a masticar bien los alimentos.
- Evitar que los niños corran, caminen, jueguen…, en definitiva, que estén en movimiento, mientras mastican o ingieren cualquier cosa.
- En relación a las anteriores (que mantengan la postura y que no estén en movimiento cuando están comiendo), hay que añadir una más: que no estén acostados o tumbados, ya que el ingerir puede ser algo complejo y dificultoso por la posición del cuerpo, facilitando, así, el atragantamiento.
- Concienciar a los hermanos mayores, en caso de tener, a que asimilen los mismos cuidados, puesto que la mayoría de los atragantamientos se producen cuando los niños más grandes comparten con el bebé juguetes o alimentos de un tamaño peligroso para él.
- Y, es que, muchas veces, los hermanos mayores, obvian y olvidan que los juguetes están pensados y van acorde a la edad de los niños, sobre todo en relación a las pautas de seguridad (entre ellas, el posible riesgo de asfixia). Con lo cual, también debe evitarse, en la medida de lo posible, que los bebés se entretengan con juguetes no diseñados ni pensados para ellos, y, especialmente, con objetos tales como los globos de látex o bolsas de plástico.
- Adecuar las habitaciones y estancias en las que el niño pasa la mayor parte del tiempo, prestando especial atención al entorno que le rodea y reparando en los objetos que puedan resultar peligrosos.
En conclusión, hay que vigilar con todo aquello que manipulen los bebés, tanto en la comida como en su momento de ocio, cuando está con lo juguetes, vigilando, en la medida de lo posible, que todo aquello manipulado no acabe provocando la asfixia por atragantamiento en los bebés.