Después del nacimiento, él bebe desarrolla una serie de cambios en su composición física, aumenta de peso y crece. Por ende, es común que durante sus primeros meses de vida deba alimentarse en grandes cantidades. A partir del año, su ingesta empieza a ser menor, debido a que su crecimiento después de esa edad se efectúa lentamente y en ocasiones genera que mi peque no quiere comer.
Muchos padres piensan que la ingesta de alimentos será mayor en el segundo año de vida, pero no es así. El niño va adaptando su organismo a una dieta semejante a la que poseen sus padres, por esta razón, los niños van a aumentar su apetito alrededor de los cinco o siete años a medida que aumentan su tamaño.
También, hay que considerar que no todos los niños de la misma edad se alimentan en porciones idénticas, algunos requieren de más alimentos que otros, esto es determinado en base a los requerimientos nutricionales de cada pequeño.
La educación alimenticia de los pequeños depende en gran medida de sus padres, si el niño no quiere comer, el padre debe educarlo y proporcionarle alimentos agradables a su vista, siempre teniendo en cuenta la cantidad de alimentos que necesita, según su demanda nutricional. La alimentación no debe exceder o disminuir los límites nutricionales de cada persona.
Consejos para establecer una conducta de alimentación óptima
Para fomentar la alimentación saludable y en medidas adecuadas, los padres deben proporcionar al pequeño un ambiente agradable, el niño debe entender que alimentarse es un acto necesario y voluntario, sin castigos u obligaciones en base a represalias.
Una buena estrategia es servir la porción de comida necesaria del pequeño en el plato más grande, de esta forma, el creerá que serviste menos alimentos. También, podrías invitarlo a participar en las tareas de cocina, poner la mesa, elegir los alimentos que más le apetecen, ayudar a servir su propio alimento y otras actividades que fomenten la autonomía del pequeño.
Si tu peque no quiere comer, promueve que debe alimentarse junto a sus padres, es una forma de mostrarle cómo debe comportarse, qué debe comer y los horarios establecidos para cada comida. Los alimentos del pequeño deben ser equilibrados, debe acostumbrarse a los sabores de alimentos saludables, para que en el futuro sean añadidos a su alimentación sin problemas.
Ellos deben comer la cantidad requerida para su organismo, ni en más o menos, teniendo en cuenta el satisfacer su hambre y establecer hábitos adecuados de alimentación, sin excesos de alimentos para no promover la obesidad y sin falta de alimentos para no correr el riesgo de déficit nutricional u otras enfermedades relacionadas.
Alimentación saludable
Promover una alimentación saludable implica no tomar medidas de castigo para que el pequeño se sienta atemorizado o experimente cada comida como un acto desagradable, esto no ayudará en lo absoluto, en cambio, hará que el pequeño no desee comer.
Siempre existirán otras estrategias para educar al niño a seguir una alimentación saludable, para que cada comida sea una grata experiencia, fomentando la autonomía, la creatividad y la satisfacción nutricional del pequeño.