En el embarazo ocurren procesos fisiológicos normales que predisponen todo para el trabajo de parto. No obstante, pueden presentarse patologías que ponen en riesgo la vida de la madre y él bebe.
Dichas afecciones deben ser tratadas con suma atención, estableciéndose un ambiente adecuado para los cuidados y posibles riesgos que se presenten mientras se espera el tiempo adecuado para la gestación.
Durante el embarazo la placenta se desplaza, esto se debe a que el útero se estira y crece. Ese movimiento placentario debe seguir un orden específico de acuerdo a las semanas de gestación. Lo normal, es que al noveno mes la placenta está ubicada en la parte superior del útero, dando lugar a que el cuello uterino tenga libre acceso para el trabajo de parto.
Cuando la placenta cubre, parcial o total, el cuello uterino se denomina placenta previa. Esta afección puede desarrollarse de forma marginal, cuando la placenta se ubica a un lado del cuello uterino, sin cubrir la abertura. De forma parcial, cuando la placenta cubre parte de la abertura. Y de forma completa, cuando la placenta cubre en su totalidad la abertura cervical.
Condiciones que predisponen a padecer placenta previa
La placenta previa suele desarrollarse en una de cada doscientas mujeres, y existen condiciones que predisponen al desarrollo de dicha afección:
- Anormalidades en el útero.
- Embarazos múltiples: gemelos o trillizos.
- Fertilización in vitro.
- Historial de numerosos partos.
- Cicatrización del revestimiento del útero debido a daños por cirugía, abortos o cesáreas.
- Mujeres con edad avanzada.
- Mujeres con hábitos insanos, que fuman o consumen drogas.
Síntomas y pruebas
Los síntomas varían dependiendo de la forma en que se presente la patología, pero en líneas generales, el síntoma principal es sangrado vaginal. En la mayoría de los casos, el sangrado inicia en el sexto mes, y puede llegar a ser mortal. También, puede efectuarse en el momento del parto.
En ocasiones, la hemorragia se detiene por sí sola, pero vuelve a aparecer a los pocos días. La gravedad de la patología consiste en la hemorragia y el adelanto del parto; ya que es habitual que después del primer episodio de sangrado vaginal, comience el trabajo de parto.
Para diagnosticar placenta previa basta con observar una ecografía, en base a eso se establecen los cuidados y el tratamiento pertinente para evitar un parto prematuro o la muerte de la madre y el bebe por hemorragia.
Cuidados y tratamiento
El especialista tendrá que determinar el riesgo de sangrado en comparación con el riesgo de un parto prematuro. De modo, que lo más conveniente tanto para la madre como para él bebe es que se realice una cesaría después de las 36 semanas.
En estos casos, la solución para evitar una hemorragia mortal debido a que la abertura cervical esta obstaculizado por la placenta, es realizar una cesaría.
También, se recomienda a la madre guardar reposo en cama y no tener relaciones sexuales. Otras formas, son trasfusiones de sangre, inyecciones de esteroides para ayudar a la maduración pulmonar del bebe, entre otros medicamentos y cuidados especiales.