Este verano, el enano se ha hecho mayor de golpe. Supongo que es así como ocurre: los cambios en la infancia son vertiginosos, suceden de semana en semana o incluso de un día para otro. Sólo basta con esperar. Con la retirada del pañal, nos ha pasado lo mismo. Se lo quitó de un día para otro. Un día llevaba pañal y body, y al otro vestía calzoncillos y nos pedía pis con toda naturalidad. Sin escapes, sin prisas y como quien lleva haciéndolo toda la vida.
Todavía no salimos de nuestro asombro, pero pensándolo bien, es normal que haya ocurrido así. Personalmente, tenía un miedo terrible a la dichosa operación pañal después de hacer un intento catastrófico el verano pasado: estaba muy inmaduro y sólo conseguimos desesperarnos después de una semana con seis cambios de ropa diarios. Empezó el primer año de cole con pañal y creímos que hacia Navidad podríamos hacer un segundo intento, pero no fue así.
En todo este tiempo, estuvimos apoyados por el centro educativo y, a pesar de ser el único niño del colegio con pañal en clase, no nos pusieron problemas. Sigue leyendo