Mi hijo, con casi 5 años, adora los libros. Nos pide que se los leamos y se los lee a solas a cualquier hora del día. Su hermana, de un añito, tiene de momento una librería a mano con sus cuentos y muy buena disposición hacia ellos. Suelen decirnos que es una suerte que les guste tanto leer, pero no es suerte, ha sido trabajo.
Nunca sabremos si, a pesar de lo que nos lo hemos currado estos años, es todo mérito del niño y ya venía predispuesto en su carácter; pero el hecho es que, de momento, tenemos a un gran lector entre nosotros. En casa no obligamos a leer a nuestros hijos ni somos machacones con el tema, pero sí es cierto que estamos rodeados de libros y en un entorno en el que valoramos mucho la lectura y la escritura.
Cada vez soy más consciente de que la lectura no es un medio o herramienta para aprender cosas, sino que su valor está en que es un fin en sí misma. Leer nos hace más inteligentes y empáticos, además de mejorar nuestras habilidades sociales. Pero además, es beneficioso para los niños porque les hace más curiosos, les enseña a concentrarse, mejora sus habilidades lingüísticas y les da un mayor conocimiento del mundo. Sigue leyendo